La tecnología está permitiendo que estén surgiendo nuevas formas de pago y de financiación a los consumidores. Actualmente, existen distintos productos financieros que se pueden adquirir y solicitar de forma online y que ayudan a encarar los gastos de los usuarios. Un ejemplo de ellos serían el Buy Now Pay Later, los créditos al consumo online disponibles en las plataformas de los propios bancos u otras opciones alternativas, como los marketplaces.
De hecho, las necesidades de los clientes para afrontar determinados pagos se acentúan en algunas épocas del año y muchos de ellos optan por solicitar un crédito mediante alguna de las opciones anteriores. Por ejemplo, durante el último trimestre del año, un periodo conocido por hacer tambalear con frecuencia la economía de los españoles, se observó un aumento en la demanda de préstamos online de un 80% respecto al mismo periodo del año anterior, según datos del marketplace de préstamos online, Prestalo.
Productos financieros online: opciones ajustadas a las necesidades del cliente.
Junto con los créditos al consumo online que pueden solicitarse en las distintas entidades bancarias, existen también otros productos financieros que facilitan y flexibilizan las compras de los consumidores, como por ejemplo las tarjetas y aplicaciones Buy Now Pay Later o los marketplaces de préstamos. Ambas opciones tienen sus ventajas y, también, inconvenientes. Veamos qué son y qué ofrecen cada una de ellas.
Buy Now Pay Later (BNPL)
Se entiende por comprar ahora y pagar después. Este producto financiero ofrece pagos flexibles para compras en tiendas online y en establecimientos físicos. Los millennials y la generación Z son los principales usuarios de esta nueva forma de pago, porque les permite aplazar el pago de las compras en plazos estipulados por la entidad financiera y no conllevan interés (siempre que se respeten los plazos de pago).
Solo para entender el impacto de esta modalidad, según European Startups, las startups BNPL han crecido en 1,8 billones de dólares solo en los 5 primeros meses de 2021. Y va en aumento, ya que la penetración del mercado en España es tan solo del 3%, y en países más avanzados en este aspecto, como Suecia, del 23%. El número de startups es cada vez mayor con ejemplos como Affirm, Klarna o, incluso, Amazon. El número se aproxima a las 100 entidades.
En España operan importantes entidades extranjeras como la sueca Klarna o la australiana Afterpay. Comienzan a surgir también entidades bancarias españolas que ofrecen estos servicios como Aplázame (adquirida por Wizink en 2018) o Sequra.
Marketplace financiero
Es un espacio digital en el que poder encontrar y comparar distintos productos en cualquier momento y lugar. Es decir, un punto de encuentro entre compradores y vendedores de productos o servicios de todo tipo.
Según el estudio State of Online Marketplace Adoption de 2022 de Mirakl, desde la pandemia este tipo de plataformas han ganado popularidad entre los consumidores. Concretamente, si en 2019 el 45% de los usuarios españoles afirmaba comprar de forma recurrente en marketplaces, en 2021 este porcentaje ha llegado hasta el 61%, cifra que supera la media mundial situada en el 57%.
Esta tendencia también se ha trasladado al ámbito financiero y ha motivado la aparición de marketplaces en los que entidades financieras ofrecen sus productos crediticios de forma totalmente online. Así pues, el binomio banco-cliente presente hasta la fecha ha dejado de ser la única opción posible para solicitar un préstamo. Acierto, Prestalo o HelpMyCash son algunos de los principales ejemplos que operan en España.
Entre las ventajas de utilizar este tipo de herramienta de financiación se encuentran principalmente la personalización y la adaptabilidad. Gracias a la tecnología, estas plataformas pueden realizar un estudio para analizar la capacidad financiera de cada usuario. De esta forma, no solo consiguen asesorar al cliente, sino también ayudar a los bancos a reducir costes y riesgos.
Todo depende del uso de los productos financieros.
Podríamos decir, como en muchos ámbitos de la vida, que no hay producto financiero malo, sino que depende del uso que le demos. Existen productos financieros que pueden convertirse en un quebradero de cabeza para los clientes si estos no cumplen con las condiciones pactadas. Por eso, es muy importante que los usuarios entiendan lo que están contratando.
Los productos financieros son en muchos casos de difícil comprensión para los clientes y esto provoca que su uso no sea el más adecuado. Además de la buena praxis, las entidades y plataformas financieras deben velar por la estabilidad financiera de sus clientes y hacer un esfuerzo por elevar su educación financiera.