Históricamente, los inversores minoristas no han tenido demasiadas opciones a la hora de invertir con facilidad en los mercados financieros. Su operativa se limitaba a la compra de acciones y conllevaba engorros diversos como pagar comisiones de custodia o no poder utilizar apalancamiento. Estaban así en condiciones de inferioridad frente a los grandes inversores institucionales.
Todo esto ha cambiado con la democratización de los brókeres digitales que ofrecen a un clic de ratón novedosos productos financieros como los CFD, que permiten obtener exposición a los mercados con una serie de ventajas impensables hasta no hace mucho tiempo. Ahora que vivimos un escenario atípico de gran volatilidad, la operativa con productos financieros derivados ofrece más atractivos que nunca.
La revolución de la operativa con CFD
La industria del trading cambió para siempre con la comercialización de los contratos por diferencia, conocidos popularmente en jerga financiera como CFD. Se trata de un instrumento de inversión muy versátil que permite al inversor en CFD ganar dinero tanto si una cotización sube o baja, sin necesidad de adquirir el activo subyacente. Permite utilizar apalancamiento, es decir, con solo depositar una cierta suma de dinero proporcional al tamaño de la operación que deseemos abrir podremos ganar una gran exposición al mercado. Por ejemplo, podríamos operar con 100 acciones abonando solo el coste de 10.
Por último, las comisiones de custodia son inexistentes, al no haber adquisición real de activos, ya que solo se opera sobre el movimiento de los precios. De esta manera, los brókeres pueden ofrecer comisiones contenidas impensables en la compraventa tradicional de acciones bursátiles.
Un instrumento financiero novedoso para tiempos complejos
Ciertamente atravesamos tiempos complejos debido a los trastornos generados por la pandemia del COVID-19. A la crisis sanitaria se le ha sumado un escenario de gran incertidumbre financiera que ha generado inquietud entre los inversores. Muchos de ellos están recurriendo a la operativa con CFD para tratar de limitar riesgos a la hora de invertir, frente a la adquisición tradicional de acciones. La facilidad de abrir y cerrar posiciones, las bajas comisiones y la posibilidad de ganar cuando los precios caen son características irresistibles en estos tiempos convulsos.
Algunos sectores en los que invertir con CFD hoy
A pesar de los números rojos que imperan en los mercados en las últimas semanas, la economía ofrece oportunidades para diferentes perfiles de inversores. Por ejemplo, invertir en CFD de oro puede ser una buena idea para los más conservadores, ya que ha sido históricamente un valor refugio. Quienes tengan un perfil intermedio, podrían invertir en CFD sobre índices consolidados como el Dow Jones, el Dax o el Ibex 35. Los más osados quizá prefieran invertir en sectores que han sido especialmente castigados durante esta crisis, quizá de manera desproporcionada, como el del turismo o el inmobiliario.
Por ejemplo, Meliá ha registrado jornadas con ganancias en los dos dígitos. Merlin Properties, una de las grandes inmobiliarias cotizadas en la bolsa española, también ha seguido ejemplo del gigante hotelero mallorquín. Se trata de dos ejemplos sectoriales atractivos para los inversores que tengan más apetito de riesgo y de potenciales beneficios dentro del mercado español.
En resumidas cuentas, los productos financieros derivados como los CFD están comiéndole terreno a la compraventa tradicional de acciones y podrían salir muy reforzados del escenario económico actual. Las ventajas que ofrecen frente a la operativa convencional se adaptan muy bien a coyunturas financieras cambiantes como esta. Además, brindan la oportunidad de aprovechar los precios en mínimos históricos de algunas de las mayores compañías españolas cotizadas.
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