Barcelona Hoy | El independentismo cada día nos confirma más que los payasos no están en el circo, sino en la política catalana.
Nuestro marino esta mañana no daba crédito a las noticias, nos miraba con cierto estupor y después de un largo sobro de café nos preguntó:
—¿Es de recibo esta intervención de la parlamentaria independentista, Anna Erra, en la sesión de Control del Govern? Los argumentos para defender la campaña No em canviïs de llengua para fomentar el uso del catalán son de traca boreal. La lengua es un vehículo de comunicación, nunca debe ser un instrumento de exclusión o discriminación. La lengua está para entenderse, no para crear un muro supremacista. Tengo la sensación de que estos mediocres, pero peligrosos, dirigentes políticos, con Quim Torra a la cabeza, están en la burda pretensión de crear una barrera, un muro con mayores proporciones que el de Donald Trump; solo que este muro es invisible, no es físico, pero mucho más peligroso, profundo y excluyente. ¡Esto es una infamia!
—Al reclamar —siguió el marino—, que los «catalanes autóctonos», no hablen en castellano a gente que «por su acento o su aspecto físico no parece catalana», siguiendo ese cinismo, solo le faltó añadir que se les debía aplicar la extinta y derogada ley de vagos y maleantes, una ley de 1933, aprobada por las Cortes de la II República, en relación al tratamiento de vagabundos, nómadas, proxenetas y otros comportamientos considerados antisociales. Con posterioridad fue modificada por la dictadura franquista como instrumento de represión. ¡Estos independentistas solo aprenden lo más abyecto!
La joven profesora asintió y lanzó algunas otras cuestiones:
—A través de la lengua se ha desarrollado todo un elemento diferenciador y un soporte ideológico para señalar que el pueblo catalán es diferente. Teoría que se desmiente paseando por muchos barrios de zonas industriales. Todo esto es malgastar dinero y tiene un tufillo propagandístico con tintes racistas, xenófobos y supremacistas. Suena tan feo como la persecución que hacen a los niños en los recreos de los colegios. Esto es, de forma encubierta, lo más parecido a un estado totalitario, a una dictadura nazi.
El marino parecía no haber acabado:
—El colmo del cinismo es cuando Anna Erra, diputada de JxCat y alcaldesa de Vic, analizaba la situación de la lengua catalana y le atribuye «un importante valor de integración y hay que garantizar su acceso al aprendizaje, su uso como elemento de cohesión social y como generador de oportunidades». Su torpeza, sectarismo y provincianismo rural no el deja ver que todo esto va justo en dirección contraria a lo que pregona. No solo no crea cohesión, sino lo contrario, más bien discrimina.
La joven profesora le secundó:
—Sí, además en los escolares de lengua materna no catalana esto contribuye al fracaso y abandono escolar. Claro que a estos «pata negra» eso no les preocupa, ellos solo los necesitan como mano de obra. A estos independentistas que tanto les gusta la propaganda, que malgastan el dinero creando lobbies a nivel internacional para declarar, sin rubor y cinismo, que están siendo sometidos, sojuzgados, perseguidos y torturados por el Estado español no les vendría mal darles a probar de su propia medicina. A estos se les debería presentar ante la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos, ante este hecho, delictivo y denunciable, la correspondiente denuncia por supremacismo, racismo y xenofobia.
Nuestro marino completó:
—Pero para eso haría falta un gobierno que no estuviera de rodillas, como le ocurre a Pedro Sánchez, ante el independentismo. Porque en el fondo de este conflicto subyace la acción continuada de gobiernos medrosos, cómplices incluso, como el del cipayo Zapatero o el del cobarde Rajoy, que han mirado para otro lado mientras se incumplían las leyes.
La joven profesora dijo:
—Al final, esta indigna parlamentaria, ha esbozado unas disculpas, y son graciosos sus argumentos; parecerían sacados de un tratado de psiquiatría, porque entra en conflicto con las tres instancias psíquicas de la teoría de Freud. No estaría mal recomendarle que las analice para que armonice su Ello, su Yo y su Superyo. Sus disculpas no son importantes, lo que cuenta es el subconsciente, las creencias personales eso nos dan cuenta del verdadero yo.
El viejo marino no pudo aguantar una sonora carcajada.
—Es cierto que todo lo que rodea al independentismo es de psiquiatra, pero esta vez te has extremado. Aunque escucharle decir que «me avala mi trayectoria política. Como alcaldesa de Vic, siempre he trabajado y trabajaré por la integración y la cohesión social», suena como mínimo a desdoblamiento de personalidad.
La joven profesora apostilló:
—Anna Erra se ha distinguido por su sectarismo más rancio, ha llenado las calles de su municipio de lazos amarillos, y ha utilizado los altavoces para soltar soflamas independentistas, para difundir propaganda sectaria diciendo que «no se desvíe del objetivo de la independencia», un método muy utilizado por los nazis, Goebbels fue un buen maestro.
Nuestro marino, con tono jocoso comentó:
—Puesto a ser «catalanes autóctonos», esta alcaldesa ha inventado una nueva categoría de políticos independentistas, como son el fuet o los calçots. Me debato cómo denominarla, por un lado, es una calçotada, por la variedad de ingredientes, pero siendo de Vic le corresponde el fuet. Por ello creo que debemos coronarla como Anna Erra, la alcaldesa «fuet» de Vic.
Si no fuera porque todo esto es triste, nos daría la risa, pero no nos queda más que seguir navegando, con el viento en contra y en medio de un temporal.
Empresario y consultor.
La inmensa mayoría de los catalanes tenemos apellidos idénticos a los del resto de España. Es la prueba más evidente de que somos todos un mismo pueblo. No existen etnias que nos separen. Los apellidos que podrían considerarse originarios de Cataluña son una pequeñísima minoría (véase las estadísticas de INDESCAT).
No obstante si vemos que apellidos forman el parlamento de Cataluña, vemos como esa minoría ha desplazado a la inmensa mayoría. Por lo tanto no estamos correctamente representados. Mas cuando para elegir a un miembro del parlamento por Barcelona se necesitan 2,5 veces mas votos que en otras regiones donde abunda el separatismo.
Para los que crean en la reencarnación. Hay mucho NAZI entre estos supremacistas catalanes que viajan con DNI y pasaporte español.
Son hijos del interior, Vic, Reus, de Gerona y de muchos más lugares. No hay que olvidar son 2 millones crearían hornos