Aunque existe cierta dificultad para cuantificar las personas que viven en residencias de ancianos, se estima que en nuestro país lo hacen más del 1% de los mayores de 65 años. Y muchos de ellos no se sitúan en residencias, pudiendo suponer o no una ventaja a lo largo del tiempo y, sobre todo, si hablamos de la alimentación de estas personas. Por ejemplo, la residencia de gent gran de Sabadell se toma muy en serio el tema de controlar cómo es la alimentación en sus residencias de mayores.
La alimentación está directamente relacionada con su estado nutricional y la salud de la persona en particular. Elementos como el envejecimiento, el diagnóstico de una o varias enfermedades, la soledad y la depresión, la medicación variada y otros factores determinan qué pautas de alimentación ha de llevar cada persona mayor, ya tenga o no problemas de salud.
Requerimientos nutricionales en la tercera edad
A continuación, vamos a hablar de los alimentos que han de ingerir los ancianos en las residencias para considerarse una buena dieta. Y es que, elementos como las proteínas y vitaminas son esenciales para la prevención y el cuidado ante enfermedades relacionadas con la edad.
Energía
La forma en la que se consigue energía disminuye con la edad, sobre todo si no hay suficiente actividad física. Por eso, es importante que las personas mayores obtengan una dieta rica en vitaminas, proteínas y minerales insertados en alimentos como los productos lácteos, huevos, carne, pescado, cereales, frutas y verduras.
Proteínas
Las necesidades de proteínas son inferiores a partir de que se superan los 50 años. Al reducirse las necesidades de energía, la densidad de la proteína ha de ser la justa y la podemos encontrar en la leche y productos lácteos, carne magra, huevos y legumbres.
Vitamina D
Es una vitamina necesaria, sobre todo para la absorción del calcio de los alimentos y que ayuda a la salud de los huesos. Podemos obtenerla de la luz solar en la piel, por lo que puede ser deficitario debido a la falta de toma de sol que tienen muchos ancianos.
Es recomendable que los mayores de 65 años tomen un suplemento de esta vitamina y alimentos como el pescado azul, cereales y huevos.
Calcio
Ingerir adecuadamente el calcio reduce la pérdida ósea vinculada con la edad y evita enfermedades como la osteoporosis y fracturas óseas. La leche y los productos lácteos son la principal fuente de calcio en la dieta mediterránea siendo una ventaja en este sentido.
Vitamina C
La vitamina C es esencial para la formación y salud de los tejidos, cicatrización de las heridas y su conocida función antioxidante. Un consumo adecuado de este compuesto puede ayudar a prevenir afecciones como cáncer, cataratas y enfermedades del corazón.
Folatos y vitamina B12
Tanto el folato como la vitamina B12 funcionan combinados en muchas funciones como son la división celular y la función nerviosa. Una ingesta insuficiente de ambas se vincula con un mayor riesgo de padecer cáncer, demencia y enfermedades coronarias.
Esta deficiencia en los mayores suele estar provocada por una mala alimentación, problemas de absorción producto de enfermedades digestivas o por efecto secundarios de ciertos alimentos.
Hierro
El hierro es esencial para funciones del cuerpo como la formación de glóbulos rojos y el transporte de oxígeno en tejidos. La necesidad de hierro es menor (en caso de mujeres por la falta de menstruación) o similar a otras edades, aunque es cierto que el nivel se sitúa por debajo de lo recomendado. Una baja absorción del hierro conlleva a aumentar el riesgo de anemia.
Qué menús recomiendan los expertos
Tanto nutricionistas como dietistas recomiendan que los mayores consuman de media 36 kcal/kg al día. Es decir, para un anciano de 80 kg, lo recomendable sería 2.880 calorías al día.
Además, también es bueno saber cómo están repartidas para una alimentación sana:
- 40% proteínas vegetales y 60% proteínas animales.
- 1 dosis de oligoelementos (selenio y zinc).
- Vitaminas B1, B9 y B12 para el buen funcionamiento cerebral.
- Ácidos grasos Omega 3 (presentes en el salmón o sardinas).
- Aportación diaria de calcio y vitamina D para los huesos.
- Recomendable 0.75 g/kg de peso al día en proteínas, una cantidad por debajo puede conllevar a afecciones como fatiga, alteraciones en la piel, etc.
- Un aporte diario de 200 g de carbohidratos. Padecer diabetes, por ejemplo, conlleva a una ingesta mayor de carbohidratos (cereales y verduras).
- La deshidratación es un problema común en la tercera edad, por lo que se recomienda beber entre 2 a 3 litros al día de agua.
Para conseguir un número de calorías ideal y la ingesta de vitaminas esenciales para una buena salud, es conveniente tener siempre el apoyo de un nutricionista. De esta forma, la alimentación en Residencia de Mayores será completa, equilibrada y adaptada según la necesidad del anciano en cada caso particular.
La alimentación es un elemento fundamental para una vida sana, incluido en los ancianos. La edad “pasa factura” también en relación a la alimentación, por eso las residencias de ancianos han de poner especial atención a los menús que se ofrecen a los ancianos para que mantengan una buena salud.