Una de las ventajas que tiene Barcelona frente a Madrid es que tiene mar. Parece una obviedad, pero cuando vives desde hace tantos años aquí parece que se nos olvida. Recientemente tuve la oportunidad de viajar en barco desde Barcelona a la costa Brava y me gustaría contaros la experiencia.
Unos amigos nos propusieron contratar a una empresa de y alquiler de barcos navegar rumbo al norte. El viaje duró una semana (120 millas) y visitamos Barcelona, Badalona (parada técnica), Islas Medas, Cadaqués y Port de la Selva.
El barco que alquilamos creo recordar que era un Oceanis 38, con 11,5 metros de largo (eslora), tres camarotes, seis literas y capacidad para una decena de personas, aunque solo navegamos siete.
Tengo que reconocer que estaba un poco nerviosa, porque no sabía qué esperar, pero desde el inicio fue emocionante. Salimos muy temprano del puerto de Barcelona, justo después de cargar el equipaje y los víveres.
Palamós
La primera parada importante la hicimos en Palamós. Es un puerto antiguo que en el siglo XVI vivió una época de esplendor. Por aquí pasó el emperador Carlos I, y también Francisco I al llegar ghecho prisionero por las tropas españolas, siendo finalmente encarcelado en Madrid en la torre de los Lujanes (que todavía existe). Por aquí también pasó el pirata Barbarroja en 1543.
Lo ideal es seguir navegando a una distancia prudencial de la costa, para evitar chocar con las rocas si hace mucho viento. Finalmente dormimos en un puerto que está justo a 14 millas al norte, en L’Estartit.
Nos dedicamos más que nada a beber, tomar el sol y pegarnos chapuzones en alta mar. Nada de pescar o colocar las velas, eso se lo dejamos a los dos «entendidos» que viajaban con nosotros.
Nos dio tiempo a visitar Formigues e incluso las calas de Cap de Sant Sebastià, donde pudimos contemplar pueblecitos en la costa, pinares que llegaban casi hasta la orilla y pequeños precipicios muy fotogénicos.
Islas Medas
El plato fuerte para mí fueron las islas Medas, un pequeño paraíso pegado a la costa catalana. Allí vimos unas obras que se realizaron en 2020 y en las que participó uno de mis familiares, se trataba de uno de los muros de contención donde chocan las olas.
Más tarde quisimos buscar un amarre, pero nos dijeron desde el Club Nàutic Estartit que estaban casi llenos, así que tuvimos que darnos prisa para atracar. Más tarde descendimos a tierra para cenar y disfrutar de música en directo.
Al día siguiente de camino a L’Escala fondeamos unas pocas horas en Cala Montgó que era una de mis preferidas cuando era niña. Me hubiera gustado ir con un poco más de tiempo, pero nos entretuvimos dando una vuelta completa al Parque Natural de las Illes Medes.
Cadaqués
Cadaqués aparece majestuosa tras el golfo de Rosas. Visitamos a toda prisa Cap de Norfeu esta vez utilizando motor y no velas, y tuvimos que ayudarnos del GPS a causa de la niebla. Definitivamente es una experiencia que merece la pena vivirse.
Estuvimos en Port de la Selva y visitamos Cap de Creus, donde a una amiga le pidieron matrimonio hace algunos años.
Lo cierto es que hicimos muchos planes antes de salir pero no se cumplió ni uno. Hicimos un tour con amigos, sin planes, sin prisas, sin reloj, solo el viento, las olas, mis amistades y el sol. ¿Puede haber un plane mejor?