El independentismo pierde credibilidad. La ciudad que pretenden que sea la capital de la «república» sigue sin haber tenido nunca un alcalde independentista:
Ada Colau vuelve a ser la alcaldesa de Barcelona. El pleno de investidura ha seguido el guión previsto y la candidata de los comunes ha recibido los votos de sus concejales, los del PSC y los tres independientes de la lista del ex primer ministro francés, Manuel Valls. Los tres concejales de Cs han votado en blanco, los cinco de Junts per Catalunya han apoyado Maragall y los dos del PP han votado por Josep Bou.
Colau ha prometido el cargo, entre gritos independentistas dentro y fuera del Saló de Cent. Mientras los manifestantes independentistas no han parado de gritar «botiflers», «traidores», «fascistas» y «visca Terra Lliure». La tensión entre los grupos se ha ido acentuando hasta que ha tenido que intervenir la policía municipal.
Gritos de «botiflers», «traidores» y «fascistas» y «Visca Terra Lliure»
En la plaza de Sant Jaume, a diferencia de lo que ocurrió hace cuatro años, que se llenó sólo de partidarios de Colau, hoy se han congregado personas que querían mostrar su apoyo a los presos golpistas pero también a los partidos no soberanistas. Los concejales de BComú han sido recibidos con gritos de «botiflers». Los manifestantes, predominantemente independentistas, han lanzado monedas a los ediles de Colau. «Colau, carcelera» y «Quim Forn, libertad» son los cánticos más repetidos, así como «Puigdemont, presidente».
Maragall: «Nuestra prioridad es la independencia»
El jefe de filas de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, ha reconocido que «estamos aquí para construir República». «Lo haremos desde la oposición, desde donde Valls y Collboni -a quien ha definido como «la extraña pareja»- han decidido» ha criticado. «Tomamos nota» advirtió. «Que nadie pretenda a partir de ahora decidir nada sobre cuál debe ser nuestro rol. No seremos aliados dóciles de un supuesto progresismo intocable. No nos extiendan las manos«, y añadió «Sabremos estar a la altura del 1-O».
El pleno ha arrancado entre intensas medidas de seguridad para la llegada a la sesión del jefe de filas de Junts per Catalunya, Joaquim Forn, que en una muestra de generosidad de la justicia española ha sido autorizado por el Tribunal Supremo para salir de la prisión de Soto del Real y recoger el acta de concejal. Una quincena de vehículos policiales y una veintena de agentes de los Mossos vigilaban la plaza de San Miguel, la que queda detrás del ayuntamiento, cuando él ha llegado. Lo ha hecho precedido por furgonetas policiales y en un vehículo sin logotipo y se le ha podido ver sólo de manera fugaz. Forn ha esperado al inicio del pleno en la Sala Tàpies, donde se ha podido cambiarse de ropa y repasar su discurso. Después ha podido ver al presidente Quim Torra y charlar largo rato con su familia.
Colau ha reconocido en su discurso que el día de hoy no es «exactamente feliz», que la investidura de hoy es «difícil». Ha reiterado que su apuesta era la de un tripartito. «No renunciaremos nunca», aseguró. «Creo que deberíamos de interpelar a hacer los máximos esfuerzos para salir de la zona de confort y hacer lo mejor para la ciudad», ha defendido. Colau ha asegurado que hoy es alcaldesa porque ha llegado a un acuerdo con el PSC y «gracias a los votos del señor Manuel Valls«. Unos votos, ha dicho, que los «incomodaban». «No es la forma en que nos hubiera gustado llegar a la alcaldía», ha reconocido. Colau ha defendido que el reto que hoy es mayor que el de hace cuatro años y ha dicho que se esforzará por superar los bloques.
La ya alcaldesa ha deseado al jefe de filas de Junts per Catalunya, Joaquim Forn reciba el apoyo de los muchos barceloneses que quieren que los políticos golpistas salgan de prisión. «Como alcaldesa, mi compromiso con tu libertad», le dijo, y se ha comprometido con él a mantener un contacto regular para hablar de la ciudad. «Te reconocemos como concejal de pleno derecho», añadió.
Colau ha enviado un mensaje a las niñas y las mujeres de Barcelona: «Desempeño la alcaldía con todo el orgullo, sin pedir permiso, porque las mujeres también hemos venido a mandar ya ocupar todos los espacios de poder».
Barcelona sigue dando la espalda al independentismo
El pleno ha comenzado con gritos de «Libertad» en el Salón de Cent del ayuntamiento de Barcelona cuando han entrado los concejales, todos con la banda municipal. Entre la comitiva estaba el ex teniente de alcalde Joaquim Forn. Al inicio de la sesión, cuando el presidente de la mesa de más edad ha enumerado los concejales, el acto se ha detenido cuando ha pronunciado el nombre de Joaquim Forn, con gritos de «Libertad» y aplausos de los asistentes independentistas. Posteriormente, el ex consejero de Interior, ha prometido la Constitución con un desafiante e irrespetuoso «por imperativo legal» y «con lealtad al mandato democrático y al pueblo de Cataluña».
Una vez escogida Colau, el primero de intervenir ha sido el jefe de filas del PP, Josep Bou, que ha felicitado la alcaldesa y ha avanzado que su partido trabajará por «la libre elección de la lengua» y «el marco constitucional», entre otros aspectos. Bou ha criticado que «las políticas sociales no se pueden hacer menoscabando los que pagan sus impuestos». El popular ha tenido un lapsus a la hora de dar las gracias al otro concejal del PP y en lugar de Oscar Ramírez le dijo Oscar Martínez. Y ha terminado su intervención con un «Visca Barcelona, viva Cataluña y viva España».
Forn: «Volveremos a repetir el 1 de octubre»
Forn ha criticado la forma en que Colau ha sido nombrada alcaldesa y ha asegurado que los concejales de su grupo han apoyado la lista más votada. «Ha cometido un gran error no respetando la lista más votada, lo van a lamentar», dijo Forn a Colau, y ha amenazado con volver a repetir los actos del 1 de octubre. Forn ha aclarado que este mensaje también va dirigido a su partido. En la plaza se ha hecho el silencio para escucharlo.
Valls: «En España no hay presos políticos»
«Barcelona no es un pueblo», ha comenzado Manuel Valls para dejar clara la «responsabilidad» que tiene. Los gritos independentistas desde la plaza se escuchaban en el interior del Saló de Cent, mientras él hablaba, hasta el punto que costaba entender lo que decía. El ex primer ministro francés, en su discurso, pidió no someterse a «divisiones sectarias de partido». Por ello, ha dicho, ha votado Colau: «La política es elegir y evitar lo peor. No se debe rehuir la responsabilidad. Es ‘sí’ o ‘no’. No hay blanco, y lo más importante era evitar un alcalde independentista, con un candidato que ya había dicho que pondría la ciudad al servicio de una república inexistente «.
Ha defendido que «en España no hay ni presos políticos ni exiliados» sino «personas responsables de sus actos». Le ha dicho a Colau que tiene «mucha suerte» de volver a ser alcaldesa y le ha pedido que esté a la altura. «Todos tenemos que estar a la altura de la responsabilidad que estamos asumiendo» concluyó.
Collboni: «¿Acaso el presidente de la Generalitat ganó las elecciones? pues que se calle»
El socialista ha dicho que cumplieron todos los compromisos electorales menos el de la alcaldía socialista y que eligieron trabajar por los intereses de la ciudad: «Barcelona por delante de todo». Y por eso, dice, han extendido la mano para hacer gobernable la ciudad. «El gobierno tendrá toda la legitimidad democrática», ha dicho, y ha lamentado que se mida la legitimidad en función de si son o no de la «nuestra cuerda». Collboni ha agradecido la «generosidad» de Valls y dijo que gobernarán con la «mano tendida». El socialista se ha mostrado orgulloso de volver a tener una mujer alcaldesa: «Nosotros somos feministas».
Cuando terminó la sesión los concejales y la alcaldesa atravesaron la plaza para ser recibidos por el presidente Quim Torra. No lo ha hecho, sin embargo, Quim Forn, que sólo tiene permiso para estar en el consistorio por el evidente riesgo de fuga. Y no lo han hecho por propia elección los seguidores del PP, que no quieren sumarse al «aquelarre independentista». Valls no le ha dado la mano a Torra por llamar «bestias inmundas» a los españoles.