El expresident Carles Puigdemont
El expresident Carles Puigdemont

Puigdemont se encamina a toda velocidad a la irrelevancia política. Cada semana nos sorprende con alguna ocurrencia tratando de seguir en las portadas de los periódicos. La última ha sido fabricar sellos de la inexistente «República Catalana». Se trata de sencillos sellos que se pueden diseñar por cualquier persona desde la web del servicio postal belga.

Esa ha sido la noticia más importante del «intenso mes de trabajo» que han estado realizando la docena de mantenidos que vive con Puigdemont en Waterloo, el autodenominado Consell de la República: Sellos con lazos amarillos y urnas. Quizás tendrían más éxito si se hicieran uno de estos carnets con su foto.

Junts per Catalunya no ganó en ningún municipio de más de 20.000 habitantes

Junts per Catalunya anunció que había ganado en «un centenar de municipios» y «en alguno con más del 50% de los votos», se refería a Ivorra, un minúsculo municipio de la denominada «Lazitania» de solo 104 habitantes, donde consiguió llegar al 55,7% del electorado. Su alcalde se llama Jordi Ribalta, y es casi el único que tiene menos de 65 años en el pueblo.

En realidad Junts per Catalunya sí ha ganado en un centenar de municipios, pero ni uno solo supera los 20.000 habitantes. Por ejemplo, en Forès, en la Conca de Barberà (Tarragona), ha ganado Junts per Catalunya pero tiene 12 vecinos empadronados que realmente vivan allí. Ha perdido un 37% de población en los últimos 20 años.

Puigdemont en Waterloo.

El ridículo de Puigdemont y Canadá

La Generalitat de Cataluña, para vergüenza de todos los catalanes, sigue pagando las juergas a Puigdemont. La última ha sido anunciar que el Gobierno de Canadá había anulado «sin ningún motivo» y «arbitrariamente» la autorización de que el presidente fugado viajase a Québec. Dejaron entrever que el malvado Gobierno Español había tenido algo que ver y se azuzó en redes sociales que «las cloacas del Estado Español atacan a Cataluña».

¿Hasta cuándo Torra se sentirá obligado a coger el teléfono a Puigdemont?

Lo que ha pasado en realidad es que el funcionario de turno encargado de hacer los trámites fue estafado por una web (catalana por cierto). Pagó 62€ por un trámite que vale 4 y lo dejó a medias. Ese ha sido todo el “escandaloso agravio”.

El único consuelo de Puigdemont es que de vez en cuando Torra va a visitarlo. La pregunta es ¿hasta cuándo?

Torra todavía se siente obligado a devolverle el favor de haberle escogido president (cobra 153.000 euros), pero poco a poco espaciará sus visitas cada vez más hasta el día que ya casi ni le coja el teléfono. Entonces habrá acabado de morir políticamente Puigdemont.

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