Salvador Illa Roca
Salvador Illa Roca

La traición de Salvador Illa Roca | “La negación de san Pedro” es uno de lo magníficos lienzos pintados por el genial, y no menos controvertido Caravaggio (Michelángelo Mersi da Caravaggio). Esta excepcional obra se exhibe en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. La pintura tenebrista y de naturalismo extremo del genial artista, se caracteriza por la intensa luz que ilumina y se proyecta sobre los rostros de sus personajes y, con notable intención, busca fondos de tinieblas y oscuridad para lograr una mayor expresividad. El arte es mucho más que simple e intrascendente estética. Hay intencionalidad.


Según los Evangelistas, más concretamente en el evangelio según San Mateo (26; 30-36), durante la Última Cena Jesús predijo que sus discípulos le abandonarían. Pedro, orgulloso y altivo, contestó: “Aunque tuviera que morir contigo no te negaré”. Todos conocemos que, posteriormente, le negaría por tres veces antes de cantara el gallo. La valentía se tornó en cobardía, el deshonor y una vergüenza que le llevarían a un profundo abatimiento.

Pues bien, Luis Salvador Illa Roca, ilustre ministro de Sanidad del gabinete ministerial del todavía Reino de España, después de negar otras tantas veces, pública y descaradamente, aceptó su designación como candidato del PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero próximo. Como en tantas ruedas de prensa, tantas comparecencias y entrevistas en los medios de comunicación, y muchas declaraciones públicas, ha mentido a la ciudadanía una vez más, y no será la última, me temo.


Este político, auténtico chico de los recados del narcisista presidente, Pedro Sánchez, es el elegido para la gloria de entregarse a los brazos de los independentistas de ERC. Su voluntad negociadora es verdaderamente preocupante dados los antecedentes que le preceden. Con Barcelona en Comú ya pactó para la entrada de los socialistas en el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona; con Junts per Catalunya alcanzó acuerdos que le permitieron sentar sus posaderas en el sillón de la Diputación Provincial de Barcelona; y con ERC, con arrojo y entrega sin tasa, pactó para la aprobación de la moción de censura que desalojó del poder a Mariano Rajoy, tan cándido él. Una trayectoria de éxitos en el camino de perdición de la españolidad de Cataluña. Mucho me temo que sus talentos para el acuerdo con los secesionistas sea empleado para que, con intencionalidad de claudicar, los intereses nacionales de España se vean puestos en venta, como casi siempre que el gobierno social comunista instalado en la Moncloa trata el mal llamado “conflicto catalán”.


Así pues, durante meses, desde que fuera nombrado ilustre chico de coro del innoble Pedro Sánchez, nos han venido mintiendo acerca de las verdaderas intenciones en el nombramiento de este filósofo metido a ministro de Sanidad, sin tener ni repajolera idea del departamento que le era asignado. Sus deméritos acumulados desde su designación, el 13 de enero del año fenecido, se han ido acumulando exponencialmente de manera deleznable y detestable. El objetivo no era la salud pública de los españoles, era el marketing y la promoción publicitaria del insigne e ilustre Salvador Illa Roca.

Los intereses espurios, por falsos e ilegítimos, prevalecieron sobre los intereses generales. Lo execrable del asunto aumenta su gravedad cuando, de manera sectaria y repugnante, se ha utilizado la política de manera torticera e injusta para beneficios electoralistas partidistas. Toda una campaña mediática se puso en marcha con cargo al erario público. Esta forma de proceder es inmoral y carente de toda ética.


Salvador Illa Roca, natural de Roca del Vallés, de 54 primaveras, filósofo de formación y político de profesión, es el mejor candidato para la rendición ante las exigencias de los rupturistas con España. Me temo, y no es frivolidad ni ligereza por mi parte, que ya tiene unos deberes señalados por su mentor instalado en la Moncloa. Se dialogará sobre todo, se negociará sobre todo, y se firmará cuanto pidan los republicanos de Esquerra. Es, sencillamente, humillante, indignante y profundamente desafiante para los millones de compatriotas que ven como España ha sido ultrajada, mancillada y puesta en venta. La falta de escrúpulos, honor y dignidad describen el esperpento y el tenebrismo del sombrío panorama que se adivina.


Dos opciones tenía el PSOE para capitanear las negociaciones matrimoniales con los enemigos de España, dos títeres al servicio de Sánchez para afrontar el artificial “conflicto catalán”, constantemente alentado por ambas partes. Uno el ya citado mentiroso inconfeso de Salvador –qué paradoja encontramos en su nombre-, y de otra parte, el sexagenario Miquel Iceta Llorens, primer secretario del PSC, todo un perdedor impenitente. La decisión estaba tomada, a favor del primero, desde la victoria de los socialistas y ganaba enteros tras la coalición con los chavistas de Pablo Iglesias. Las bendiciones de los coaligados se convertían en una felonía traidora hacia nuestra Patria común, y hacia los españoles catalanes en particular. Iceta era el peón sacrificado, pese a sus dotes de bailarín, alegría festivalera y locuacidad. Pero, para los que tergiversan la verdad, proclaman la mentira a viva voz y, sin remilgo ni sonrojo, manipulando los hechos, a Miquel le darán su premio de consolación. Estén seguros de ello, es lo que tiene para aquellos que confunden valor con precio.

El telón del 2021 se ha levantado y con él la antesala de las elecciones catalanas. La campaña ya se ha iniciado de facto, pero asistiremos a numerosos capítulos del sainete catalán. Sobre la mesa están los indultos a los condenados por el proces (proceso soberanistas de Cataluña), cuyo objetivo era la autodeterminación y la independencia de Cataluña respecto de España, no lo olviden; el perdón a los fugados por los mismos motivos; la eliminación del castellano como lengua vehicular; la celebración de una farsa de referéndum; las concesiones económicas a tutiplén a los traidores a España; la constitución del gobierno de la Generalidad; los apoyos secesionistas al cautivo gobierno del Reino de España, rehén de los caprichos secesionistas; y un larguísimo etcétera. Esta ópera bufa, comedia desgraciada de acontecer español, sigue escribiendo los capítulos de una negra crónica política de las tierras hispanas, incluidas por supuesto las catalanas.


Mientras tanto, lo verdaderos problemas nacionales acrecientan su volumen con mucha pena y sufrimiento, y sin ninguna gloria. El paro (cercano a un 20%); el cierre de empresas y negocios; la deuda pública (más del 120% del PIB); el rescate de Europa en forma de ayudas directas y préstamos; el déficit nacional; las colas del hambre; o la lucha contra el coronavirus son la auténtica verdad del acontecer. Es tiempo de reaccionar y demostrar nuestra indignación. ¡ESPAÑA DESPIERTA!

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