El terrorista Rafael Caride Simón, autor del atentado de Hipercor de Barcelona ya es un hombre libre. Desde 2017 disfrutaba de libertad condicional pero ya no tendrá que volver más a la cárcel. Ha cumplido 13 meses por cada uno de los asesinatos que cometió.
Ha pasado parte de su condena en España y parte en Francia, y ahora Rafael quiere pasar página, arropado por su familia y por el entorno abertzale.
La justicia le condenó en un principio a 790 años de cárcel pero tras «pedir perdón» y mostrarse «arrepentido» la justicia española le rebajó la condena a apenas unos meses por cada fallecido, siguiendo una política conocida como «Vía Nanclares».
Se ha reunido todos estos años con padres, madres, maridos e hijas de muchas de sus víctimas, y ahora ya disfruta de su libertad. Al parecer alguna televisión autonómica se ha interesado en entrevistarle, y es posible que le veamos próximamente en televisión pero por el momento no ha querido hacer declaraciones.
José Luis Castro, juez central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, ha recordado que el terrorista «está arrepentido», que «se ha portado bien dentro de la cárcel» y que tiene «un fuerte apoyo familiar». Además le han buscado trabajo para que tenga empleo al salir de la cárcel.
Las 66 víctimas del atentado de Hipercor de Barcelona
El 19 de junio de 1987 estalló en el centro comercial de Hipercor de Meridiana, en Barcelona, una bomba que destrozó los cuerpos de 21 personas que se encontraban realizando compras. Algunas murieron entre espantosas escenas de dolor y sangre, otras tardaron un poco más. En total 45 lograron sobrevivir pero sufrieron amputaciones, cegueras, cicatrices y dolores de por vida. La cantidad de familiares y amigos de las víctimas a las que les cambió la vida es incontable.
Jordi Sànchez, que por entonces era el máximo responsable de la Crida, emitió un comunicado conjunto con el Comité de Solidaritat amb els Patriotes Catalans y el Moviment de Defensa de la Terra culpando a los directivos del centro por no desalojar las instalaciones para que la bomba pudiera explosionar tranquilamente. Según él, textualmente, provocaron «una tragedia evitable con objeto de utilizarla propagandísticamente».
Curiosamente dos meses antes del atentado de Hipercor, en abril de 1987, Sánchez fue arrestado acusado de participar en el atentado al consulado de Sudáfrica. Aquí vemos un vídeo donde Joan López Alegre se lo recrimina:
De qué se reirá el degenerado?
Tan grande es la iniquidad en el escenario en el que algunos nos movemos, o percibimos, o recorremos con nuestros pasos, en la distancia de nuestros recuerdos imborrables por su extrema crueldad, y su carencia de motivos, simplemente porque, unos verdaderos «hijos de mala madre y de padre con asesinos sentimientos», a los que habían convencido otros políticos de que había que romper los lazos con la vieja y esplendente Patria Española, y convertirla, para sus beneficios personales, y sus poderes totales en el futuro, en «cortijo propio» en el que podrían imponer sus leyes y sus «mandamientos», sin que la justicia de otro país, ni otro gobierna le aplicara únicamente las leyes que ellos habrían aceptado con antelación. Y, es curioso que, los que habrían de soportar después ese régimen perverso, no consiguieran ni tan siquiera la posibilidad de defenderse personalmente, incluso que alguno aceptase de antemano, el difícil destino que habrían de vivir después del triunfo de los políticos sediciosos, que daban por real y necesario por el miedo que otros sentían en aquellos tiempos, miedo que, sin ninguna duda, era el principal argumento para conseguir la libertad que creían que era su único derecho, por el que asesinaban a inocentes, y sin ningún sentimiento de culpa. Uno de «ellos», montó una tralla de fuegos explosivos en un gran centro comercial de Madríd, que afectó a 61 personas inocentes, sin considerar que, una sola de ellas, podía ser infinitamente mejor persona que toda la multitud de seguidores de los políticos independistas Vascos, instigadores culpables de la catástrofe. Y, lo mas ingrato, que los jueces que airearon el caso, y juzgaron a los causantes, aplicaran condenas que no eran tales, pese a la cantidad de personas, (61) que cayeron por el egoísmo de unos pocos. Y, si no ha habido continuidad de estos atentados, es por que los políticos se estaban sintiendo inseguros de que alguien de allí pudiera acabar a manos de algún «posible vengador. Y, el caso es que acertaron, aunque no en la totalidad de los casos, porque los terroristas-bombistas aún siguen viviémdo. !!Lamentamos sinceramente, la falta de espíritu justiciero de los jueces¡¡. José Macias Faraco
Cómo es posible que un grupo de jueces hayan podido actuar tan flexiblemente con este asesino. Son unos cobardes que por miedo a ser atacados no dieron la sentencia adecuada por los crímenes cometidos por este cobarde asesino. Deberían juzgar a los jueces y meterlos a la cárcel 100 años.