En unos meses se llevará a cabo en España la prueba de acceso a la universidad, o como se conoce habitualmente, la selectividad, donde los alumnos deberán realizar una serie de exámenes que determinaran su nota para acceder a la carrera que desean cursar. Desgraciadamente, parece ser que un simple número cuenta más que la vocación del estudiante.
En los últimos 2 años se han tomado ciertas medidas frente a la pandemia del Covid-19, las cuales han resultado beneficiar a primera vista a los examinados. No obstante, también han evidenciado una significativa subida de las notas de corte. Como consecuencia, una gran cantidad de jóvenes se han quedado sin poder entrar en la carrera universitaria deseada aun teniendo una muy buena calificación.
«Una calificación pueda destrozar lo que uno siempre ha soñado»
Paula Maraña Marés
Esto me ha llevado a pensar durante un largo periodo de tiempo sobre el método de selección para entrar en los estudios universitarios. Personalmente, opino que se debería reflexionar más acerca de este tema, pues no encuentro justo que, en ciertos casos, se haya tenido que renunciar a ciertos planes con tus amigos. Y la razón es bien sencilla: porque sabes que debes esforzarte al máximo y dar todo de ti para conseguir obtener la calificación necesaria.
En mi caso, desde que era una niña he soñado intensamente con dedicarme a la Medicina. Esto me ha provocado, y no solo a mí, mucho estrés y ansiedad, dado que a medida que pasan los años, la nota va aumentando. En cambio, si analizamos otras carreras como ahora Geografía, Arqueología o Turismo, tienen una nota de acceso no superior a 5,000. Soy plenamente consciente que también se debe tener en cuenta la oferta laboral, pero creo que el gobierno podría encontrar un equilibrio para cubrir las necesidades laborales de la sociedad al mismo tiempo que satisface la vocación de los universitarios.
Por esta razón, agradecería enormemente que se contemplase seriamente una reforma de este sistema, con el objetivo de analizar tanto la oferta como la demanda y así priorizar una implantación de más plazas en las carreras con más solicitudes.
Para finalizar, quiero recalcar que no estoy de acuerdo con que una calificación pueda destrozar lo que uno siempre ha soñado a pesar de haber dado todo de sí mismo durante los años de estudio.
Paula Maraña Marés